Ese “Vicentillo”, hijo y compadre al que se refería “El Mayo” es Jesús Vicente Zambada Niebla, natural de Culiacán, Sinaloa, México el 24 de marzo de 1975, también apodado El Príncipe tanto por su apariencia personal, siempre cuidando los detalles de sus atavíos como por ser el heredero de la red más grande de distribución de cocaína, heroína y metanfetaminas de la que se tenga noticias hasta ahora en los Estados Unidos.
Dentro del Cartel de Sinaloa se encargaba de las operaciones financieras y de todo lo relacionado a la estructura operativa.
Desde febrero del 2010, no se tienen muchas noticias acerca del juicio que se le sigue, cuestión muy extraña en un sistema judicial que se ufana de su transparencia y respeto por el cumplimiento de los procesos legales. La prisión de Vicente Zambada, está rodeada de polémica.
“Vicentillo” fue aprehendido por las autoridades de su país natal en Ciudad de México, unas pocas horas luego de haberse reunido en un céntrico hotel con agentes de la DEA y su asesor legal Humberto Loya Castro, para luego ser entregado a las autoridades de los Estados Unidos quiénes decidieron trasladarlo y confinarlo a una prisión federal ubicada en Chicago, tomando éstas las debidas precauciones dado que se trataba de un sujeto de extrema peligrosidad, con recursos como para sobornar generosamente funcionarios y perteneciente a una organización criminal con experiencia en evasiones de penitenciarías.
El abogado Humberto Loya Castro quién fue el intermediario para el encuentro entre Zambada Niebla y la DEA jamás ha sido presentado ante la justicia mexicana, a pesar de estar incurso en delitos como el soborno de funcionarios de seguridad para que permitieran la fuga de miembros del cartel de Sinaloa de cárceles mexicanas, así como de agentes de la Procuraduría General de la República para librar a sus clientes de custodia policial.
En un acuerdo por escrito publicado en internet se deja constancia que Humberto Loya Castro era un activo cooperante de las organizaciones estatales a ambos lados de la frontera especializadas en el combate contra el narcotráfico, reuniéndose con representantes de estas en territorio mexicano para brindar información sobre rutas de tráfico y modalidades de blanqueo de dinero.
La defensa de Vicente Zambada Niebla ha reclamado insistentemente sus condiciones de reclusión, las cuales califican como violatorias de los derechos humanos más elementales. En septiembre del 2011, el juez de la causa respondió a tal petición con una carta enviada a su despacho por la Directora del centro de reclusión donde se halla el célebre personaje en la que advertía que ceder a ella era incrementar la posibilidad de su evasión por vía aérea por encontrarse el área recreativa del establecimiento en el techo del mismo.
Las autoridades judiciales respondieron trasladándolo a la prisión federal de Milán, Michigan, pero las condiciones de reclusión se hicieron más duras, pues aumentaron las restricciones a las visitas, el acceso a su correspondencia y estar a 5 horas de la ciudad de Chicago, lo que dificulta el acceso de la defensa a su cliente.
En los archivos del juicio, consta que durante años se dedicó a actividades empresariales relacionadas con la agricultura y la ganadería, que actuaba en operaciones relacionadas con el narcotráfico por órdenes de su padre y se declaró culpable de los delitos que le imputaban a lo que el juez le recomendó que se preparara para una dura sentencia y el pago de una multa de 4 millones de US$.
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